18.12.08

Justo abajo en el Sur

Bien abajo, Sureño sueño
las mujeres flotan en el agua,
como ninfas del océano,
nadan, la luz del faro las guia,
comen flores que el viento arroja.
No remuerden, no buscan, no temen,
son tu consuelo, sonríen sin esfuerzo,
abrazan desesperanzas y arenas,
les tienden alfombras a las piedras.

Mientras das tu mano, oye cómo las burbujas,
suenan; los colores,
cambian en saltos; las nubes,
cargadas, expiran fuego azul;
Y ellas, ellas, el relámpago toman
y te astillan las sienes.
Intenta mirar para otro lado:
te morderán los labios,
sacudirán las manchas de tus hombros,
fijarán sus miradas,
atravesarán tu pecho con manos, estrujando
entre órganos, buscando los latidos.

Entonces, todo se terminará en otro sueño,
todos los instantes serán un momento,
un único momento.
Y retomarás la fría realidad,
los ojos irradian ahora arcoiris
y el rocío pisa los talones.

Como un río que desemboca, más liviano,
el mar tranquilo se muestra firme y cauto,
atrayendo cada palmo de tu aire.
En la espalda de cada uno se imprime
la imagen ardiente de un atardecer,
y las marcas de uñas que arrastran algas,
firman la eternidad de un lazo,
el refugio del Sureño, bien abajo.


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