5.9.07

Reflexiones geográficas

La Geografía desde la mirada de uno de sus estudiantes. Reflexiones sobre este campo del saber que no siempre estuvo adecuadamente valorado socialmente. Una dosis de crítica frente al tradicionalismo. (...)




por Franco Cinalli



Hola a todos, soy Franco. Tengo 19 años y estoy empezando la carrera de Geografía en la UBA. Voy a hablar sobre este campo del saber que, como sabemos, no siempre estuvo (ni lo está frecuentemente en la actualidad) adecuadamente valorado socialmente. Ya sea por cierto descrédito en cuanto a su valor científico, a su utilidad social o a su aparente indefinición de campos de acción concretos.

Como comentario preliminar, voy a aclarar que todo lo que digo es lo que yo pienso. Algunos datos que doy son muy estimativos, no consulté fuentes concretas o confiables, debido a que en este primer artículo no pretendo más que largarme a escribir cosas que pienso, así que aquí no pretendo ser riguroso. Esto no pretende ser ningún trabajo demasiado serio, simplemente, quiero publicar una serie de reflexiones sobre un campo de estudio que me entusiasma, y al que por ende, me pienso dedicar en el futuro.

Ahora bien, yo creo que la geografía está todavía en una etapa de juventud y que en el futuro se va a desarrollar como ciencia perfectamente reconocible, autónoma y útil. La situación actual del mundo nos plantea una circunstancia global no muy auspiciosa. Los cambios climáticos, con sus inmensas, y posiblemente, todavía no muy estudiadas, consecuencias que va a traer (no muy positivas) a la humanidad. La cual ha llegado a un estadío de desarrollo tanto industrial, como técnico y científico que ha provocado un exponencial crecimiento demográfico durante el siglo XX (a pesar de haber ocurrido en este período dos grandes matanzas humanas o guerras mundiales). Este crecimiento, al parecer se está desacelerando muy lentamente al despuntar el siglo XXI, sin embargo esto último no parece querer detener el impulso demográfico gigantesco heredado del siglo pasado. Este concepto se basa en que, por más que el crecimiento de una población se vuelva negativo, ésta va a seguir aumentando hasta alcanzar ciertos valores, es una especie de inercia propia del crecimiento vegetativo. Por lo tanto, ahora la tasa de crecimiento probablemente sea menor a las mayores del siglo XX, sin embargo, la población va a seguir aumentando debido a la merma progresiva en la tasa de mortalidad, frente a un todavía débil retroceso de la tasa de natalidad.

Me desvié un poco. Estaba hablando de los cambios climáticos. Estos cambios son producto del enorme crecimiento industrial de los últimos 100 años a lo largo de todo el mundo y su consecuente (o será al revés???) incremento numérico de las masas humanas. Lo que importa es que para sustentar, y a su vez reproducir la masa laboral que significaba toda esta gente, las industrias aumentaron su producción y productividad a ritmos elevadísimos. Gran parte de esta actividad genera contaminación atmosférica y acuática que modifica perjudicialmente los ecosistemas originales alterando (sino eliminando) el primitivo equilibrio ecológico de vastas regiones. A su vez las enormes concentraciones urbanas que implicaron la localización industrial generaron una masa creciente de residuos (hogareños, industriales, hospitalarios y hasta agrícolas) como consecuencia de la utilización masiva de materiales descartables durante el consumo, y la imposibilidad de enterrar o renovar los desechos orgánicos en el ámbito urbano.

Así también, se aceleró la extracción masiva de recursos naturales para constituir la materia prima base para la producción industrial. Con frecuencia el mal manejo de los mismos y el empleo de tecnologías deficientes llevó a una eliminación del mismo o a una drástica reducción. Lo que conllevó a un desplazamiento de los recursos (incluida población) hacia otras áreas con recursos extraíbles. Dejando áreas fuertemente degradadas ecológicamente (y socialmente, debido a la afectación de algunas poblaciones que vivían directamente de los recursos ahora ausentes, o por sufrir los efectos de la contaminación, con posibles efectos catastróficos sobre la salud o la calidad de vida).

En estrecha relación con esto, el asombroso crecimiento de la red y calidad de los transportes, en consonancia con el desarrollo industrial ya expuesto, produjo efectos sobre la naturaleza. La gran expansión de los ferrocarriles, de los barcos a vapor, de la aviación y especialmente del automóvil produjo una gran contaminación tanto directa, como indirectamente, mediante la industria automotriz.

Toda esta contaminación se libera en la atmósfera mediante la quema de combustibles fósiles, especialmente concentrada en los ambientes urbanos, por la gran concentración de autos y de industrias y de industrias automotrices que se da en esos lugares.

Ahora bien, todo esto se da en el marco de expansión del capitalismo global entre los siglos XIX y XX. Expansión que fue grandiosa, por un lado, pero por otro, fue bastante a los tumbos, con dos profundas crisis económicas mundiales y dos guerras mundiales. Hoy en día, el modelo capitalista neoliberal plantea un mundo “unido” casi sin áreas desconectadas del llamado “mundo mundial” en una excelente ironía que leí alguna vez. Ahora bien, lo que este mundo lo tiene de globalizado también lo tiene de fragmentado. La división cada vez más tajante entre países centrales y periféricos (cuyo origen es la consabida división internacional del trabajo) provoca impactos negativos fuertes en estos últimos, que se traducen, o son consecuencia de, el manejo no adecuado de los recursos ambientales. Porque los mismos son administrados en forma no equitativa desde los centros de decisión hasta las economías dependientes. Si bien los países centrales suelen provocar fuertes impactos en el clima global, ellos generalmente transportan sus industrias contaminantes hacia los países periféricos, usándolos demasiado frecuentemente como “grandes basureros”. Es evidente que los recursos que entraña el suelo planetario no son infinitos, aunque todavía no se sepa con precisión la cantidad de recursos no renovables (minerales), el manejo sustentable de los recursos renovables (biológicos) es una necesidad impostergable, ya que pueden ser una oportunidad de mantener estos recursos a lo largo del tiempo. Respecto de los primeros recursos, su situación puede llegar a ser crítica, ya que las reservas energéticas fósiles son limitadas y su quema masiva causa muchos impactos en el ambiente natural y humano y, por ende, condiciona la supervivencia del desarrollo futuro a cualquier escala.

Otro tema clave son las reservas de agua dulce, es preocupante la velocidad de contaminación de las mismas, sobretodo las causadas por las grandes urbes, las cuales consumen grandes cantidades de agua y, por ende, desechan una cantidad equivalente de aguas servidas, de pésimo efecto sobre los ecosistemas acuáticos; viéndose alterada, por ejemplo, la posibilidad de extraer recursos alimenticios (renovables) del medio acuático.

Como así también la alteración de la calidad y el drenaje de las aguas en las cuencas altas de los ríos. En este último caso, una de las actividades de impacto más dañino es la actividad minera, que altera químicamente la composición natural de los cursos de agua continentales. En tanto, la agricultura de regadío desvía los cauces, alterando el drenaje desde la parte alta de la cuenca, lo que puede ocasionar problemas en otra parte de la misma, incluso a miles de kilómetros.

Yo creo que la geografía, como disciplina integradora de todos estos procesos, tiene el papel de integrar los procesos humanos en una escala que los comprenda totalmente, esto es, en sus aspectos sociales, políticos, económicos y ambientales. La geografía, entre otras cosas tiene el importante papel de integrar todos los procesos humanos con su contexto físico-ambiental. En la mayor parte de la historia del Hombre, el ambiente no era considerado más que como un soporte, un escenario de la actividad humana. De ahí que la geografía no era más que la descripción del aspecto físico de la superficie terrestre o de pueblos lejanos. Hoy en día, tras el fuerte desarrollo de las fuerzas productivas del que hablé, no se puede considerar al ambiente físico (hidrografía, relieve, clima, vegetación) como mero escenario. Sino que el mismo se hace cada vez más fundamental, y su preservación se encuentra en peligro (cosa que no ocurría hasta hace “sólo” 80 años) por ende se encuentra en peligro la capacidad misma del hombre de sustentarse en todos los niveles. Sustento que proviene, como parece obvio, de los recursos naturales, pero que muchos parecen olvidarlo. Como dice Reboratti: “No hay pan si no hay luz, agua, ni suelo” ("Ambiente y sociedad", cap.1, p. 20).

Por ende, la geografía debería ser cada vez más importante como ciencia, que explique además de describir.

Yves Lacoste

Por esto último, la geografía como materia en la escuela debería ser revisada en sus contenidos y en su forma de dar. No muchos saben que el control sobre el territorio es un arma fundamental para el ejercicio del poder estatal, más aún del Estado Nación. Ese control es ejercido, así, por unos pocos. De ahí que, por ejemplo, todos los mapas que se publiquen en manuales escolares deben ser revisados por el Instituto Geográfico Militar, a fin de incluir en el mismo el sector antártico reclamado por Argentina (de forma ilegítima por el Tratado Antártico, que prohíbe reclamos de soberanía de cualquier país sobre porciones de ese continente helado), y las Islas Malvinas.

Todo esto contribuye a crear la imagen de que la Geografía es una materia inútil, que no precisa más que memoria, o a lo sumo, la explicación de algún fenómeno climático o geológico. Cuando es todo lo contrario. Yves Lacoste denuncia este hecho como un engaño de los grupos de poder que ejercen el control territorial (por ejemplo, para hacer la guerra) sobre los ciudadanos en formación de hacer pasar ante ellos que la geografía no sirve más que como una materia “que tiene que estar” y nada más. Justamente, eso crea que pocos se den cuenta de lo que realmente hace la geografía (y hace mucho).

Por eso, es tiempo, como lo requiere el contexto global actual, de que la geografía se actualice mucho en su enfoque de los problemas socio ambientales cada vez más importantes. Aportando de una manera renovada su énfasis en ciencia que puede explicar los hechos sociales en relación con el ambiente de manera amplia y dinámica. Dejando así de ser un instrumento más de la tradicional y obsoleta maquinaria de la enseñanza nacional.

Franco Cinalli

Estudiante de Geografía, UBA.



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