9.9.08

La culpa la tiene el hombre, solo (¿quién?)

El hombre protesta... ¿sólo? Ahora parece que todos salimos a la calle (por caso), que nos ha llegado la hora. Cuando no se hace nada, que lo entienda el puntero, el caudillo y sus peones, cuando no se hace nada sentados sobre la montaña de plata y formularios, la vena se hincha y quiere ser atendida. Solo no ocurre nada. Transporte, educación, trabajo, salud. Derechos, no regalos, como lo entendería el ciudadano Kane.

Podemos tomar las cosas que pasan en la realidad como objetivas, y sólo así pretender hacer ciencia de lo social. Análisis válidos, pero limitados, suponen que apenas un poco de subjetividad ya quiebra las posibilidades de la intelectualidad porque pierde de vista la materialidad que todo lo condiciona. Pero es insuficiente. Los va-y-vienen del poder, los amagues y guiños, los pactos, parecen esfumar toda esa base; cualquier personaje que allí resida, no importa su origen, está tramando algo. Y si solo no se desinfla, entre otros lo ayudan: la culpa la tiene siempre el hombre, solo.

Como canta José Larralde:


MANEA



Pa que decir lo que pienso, solo,
si naides piensa en lo mesmo, que otros.
Pa que alegar mis sentires,
me duele tener que hacerlo,
total al fin viá quedarme, solo.
El viento grita pa juera, solo,
los hombres gritan pa dentro, todo,
y si hay alguno que quiera
hacer lo mesmo que el viento,
verá que pronto se encuentra solo.
El hombre quiere gozarla, solo,
el hombre quiere que cinche otro.
Ninguno sienta verguenza,
ninguno culpe a ninguno,
la culpa la tiene el hombre, solo.
Pa que decir lo que pienso, solo,
si naides piensa en lo mesmo, que otro,
no ven que naides entiende,
que naides tiene verguenza,
el hombre gusta enterrarse, solo,
pa que alegar lo que pienso, solo...


Es tristemente corriente que lo que los ciudadanos, dentro de todo el mamotrético concepto de democracia, deben recibir, sea buscado día tras día, y así los años y los años. Con algunos hechos llamativos que marcan las épocas para que podamos recordarlas en nuestras discusiones, lo que subyace es el estar parado pidiendo, todos mendigos. Les dejamos a los líderes que se regodeen en la escena política, los seguimos con los flashes y los mares de tinta, y los perdemos de vista cuando asumen los cargos que generamos, los criticamos quizás desde el comienzo, pero sin que esa crítica forme parte de algo superador. Estamos esperando siempre un salvador entre lo que sabemos que es una madriguera de ineptos, francamente. Los que parecen que se salvan, jamás llegarán: los medios tan racionales los frenan en su carrera (sólo una tortuga allá por los '6o parecía verde honesta y su radicalidad fue degollada), y las masas, esas tan desdeñadas, no los verán. Clientelismo con los pobres: voto por pan; clientelismo "high": plata por puestitos. Ñoqui a ñoqui, todos en su salsa.

1 comentarios:

Héctor dijo...

"Estamos esperando siempre un salvador entre lo que sabemos que es una madriguera de ineptos".

Que gran razón.

En cuanto a tu apreciación sobre le clientelismo...totalmente de acuerdo, mientras exista gente con hambre y con necesidades que cubrir no existirá verdadera política (incluso libertad, como llega a afirmar Hanna Arendt).

Felicidades por tu post, excelente calidad.

Un saludo.

 
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